El significado de sororidad está más relacionado con las acciones y prácticas dentro de la convivencia que con la definición teórica del diccionario. Sin embargo, saber más sobre esta expresión es fundamental para comprender su importancia, porque entonces se puede empezar a pensar en cómo las relaciones y las comunidades pueden beneficiarse en el proceso.

En este sentido, la sororidad es un instrumento para desarrollar competencias interpersonales, como la comunicación y la empatía. Aunque no se limita al ámbito profesional, puede utilizarse como motor de transformaciones positivas en los equipos, en particular mediante la sensibilización. Más información a continuación:

¿Qué significa hermandad?

En la etimología, la palabra sororidad proviene del latín, por lo que significa "hermana" en su traducción al portugués. En este contexto, hay un corte de género que va más allá del hecho de que es un sustantivo femenino, ya que la formación del término se asocia con la idea de hermandad de las mujeres.

Por definición, la sororidad es un concepto derivado de la hermandad femenina, comúnmente vinculado a los movimientos feministas contemporáneos, pero no limitado a agendas sociopolíticas de esta naturaleza. En términos más generales, se refiere a la unión entre mujeres, guiada por la comprensión de cuestiones relacionadas con la identidad de género.

Por tanto, implica sentimientos como la sororidad, la empatía, el compañerismo, la comprensión, la solidaridad y la paciencia. A través de la sororidad se crean relaciones y comunidades que conectan en base a sus luchas, dificultades, retos y deseos de futuro. De esta forma, se entiende que la unión hace la fuerza y la formación de estos lazos impulsa a las mujeres en su vida personal.

Más que el sentimiento que impregna la formación de un grupo, la sororidad también determina las relaciones internas entre las personas, porque todos los contactos están guiados por la simpatía y la conexión. Es decir, aunque haya diferencias, lo que guía la relación es la comprensión mutua de los aspectos que definen a cada uno.

Por ello, la empatía es uno de los principales rasgos de la sororidad. Al ponerse en el lugar de otra mujer, se pueden crear asociaciones con la propia realidad para comprender sus dificultades, ofrecer ayuda y actuar afectivamente para ayudarla en sus retos. Sin embargo, la sororidad hace que este tipo de reacción sea natural, ya que el nivel de complicidad es mayor en este tipo de comunidades.

Desde los grupos de mujeres en la universidad hasta los equipos deportivos femeninos, la hermandad es un mecanismo esencial para mantener las relaciones y garantizar el bienestar individual. En este punto, no existe un movimiento de rebaño en el que todos actúan de una única manera, sino un acuerdo mutuo para impulsarse mutuamente, para crecer juntos.

¿Qué importancia tiene esta práctica?

A través de la sororidad, es posible crear comunidades más cohesionadas y armoniosas. Como consecuencia, la unión de fuerzas puede crear propósitos comunes y generar grandes transformaciones, ya sean políticas y públicas o individuales. De este modo, es posible organizar importantes causas sociales y trabajar en temas urgentes, como ocurre en el feminismo.

Básicamente, la sororidad entiende que la voz conjunta de las mujeres es más poderosa que una sola voz, potenciando las luchas y el alcance de las reivindicaciones femeninas. Debido a este concepto, las acciones para denunciar el acoso en campañas como #MeToo tienen éxito porque varias personas se unen para defender un tema urgente y amplifican la repercusión.

Además, la sororidad es una herramienta para combatir la misoginia, el machismo y la rivalidad femenina. Al situar a las mujeres como protagonistas y reforzar la importancia de la sororidad, se pueden dejar de lado los parámetros patriarcales que crean distancia, conflicto e incluso impiden que las mujeres encuentren fuerza unas en otras.

Sin embargo, el tema de la sororidad debe atravesar diferencias que van más allá de los aspectos de personalidad. Frente a cuestiones como la desigualdad social, el racismo, la xenofobia, las diferencias políticas y económicas, la unidad y la sororidad pueden actuar como vías de emancipación de las mujeres dentro de situaciones diversas.

Al situar la colaboración como herramienta política, el cambio social puede lograrse más fácilmente, sobre todo mediante la organización y planificación de estos grupos.